lunes, 30 de mayo de 2016

NOTAS SOBRE LA DECLARACIÓN DE LA KASABA DE AL- ANDALUS

Los pasados días 22 y 23 de Abril de 2016 tuvo lugar en Rabat, organizado por la Fundación Memoria de los Andalusíes, el coloquio internacional sobre "La cuestión morisca a la luz de la legislación española y los derechos humanos". Recientemente hemos tenido acceso a sus conclusiones, aunque no al contenido de las ponencias que fueron presentadas en el Acto.

Estas conclusiones, forman parte de un punto de vista que, no por bien  conocido, resulta menos actual, por lo que pensamos que es importante analizar con algo de detalle los puntos en los que se han resumido los trabajos del Coloquio.

1.- La propuesta de crear un Centro de Documentación que reúna siquiera sea digitalmente toda la documentación relativa a los moriscos en España, es una tarea necesaria que se ha reivindicado de forma persistente por los historiadores que han tratado la cuestión morisca desde hace muchas décadas. Es una tarea ingente, como bien sabemos los que hemos dado algunos pasos en esta dirección, pues la localización de los documentos que directa o indirectamente tratan la cuestión andalusí y morisca es extraordinariamente dispersa. Se encuentra en los Archivos Centrales ( Histórico Nacional,  Simancas, de Aragón, del Reino de Valencia, etc), pero también como muestran las ultimas décadas de trabajos, hay que buscar datos en los Archivos de protocolos notariales, diseminados por pueblos y provincias, en los Archivos Provinciales y locales, en los libros Parroquiales de múltiples pueblos, en los Diocesanos, en Archivos privados de la Nobleza, etc, etc;).

Lograrlo sería,  pues, fruto de una decisión de carácter político y de mucho esfuerzo común y por lo tanto una decisión de carácter económico de gran calado, en la que deberían implicarse colectivamente numerosas instituciones, incluidos  Departamentos Universitarios  y organismos gubernamentales. Pasos en esa dirección ya se han producido hace años:  ( Centro de Estudios Mudéjares y Moriscos en Aragón, legado Andalusí, etc), a la espera de que consigamos nuevos avances.

La puesta en valor de esta ingente masa de  Patrimonio Documental, implica no solo la reunión de la documentación en un Centro de acopio digital, sino la puesta en marcha en paralelo de un sistema de tratamiento de la misma que permita su localización, identificación y sobre todo la interrelación de la documentación, para facilitar su recuperación inteligente. Es decir no es solo cuestión de presupuestos, sino de creación de equipos de trabajo multidisciplinares y coordinados, de traductores, informáticos, archiveros, historiadores , etc.

Ahora bien, es preciso añadir, que  es cierto y manifiesto que hoy estos trabajos podrían llevarse a cabo en España pese a su dificultad, precisamente porque ya  existen la documentación y la actividad investigadora que han ido sistematizando el conocimiento de este tiempo histórico y difundiéndolo desde hace muchos años. Sin embargo, no está tan claro que pueda hacerse con la misma minuciosidad el seguimiento de la huella morisca en los países del Magreb, por varias razones, que van desde la historia burocrática de los estados magrebíes y la dificultad de localizar documentos del mismo rango de concreción que los que hemos descrito en España , así como  el estado de su sistematización archivística, sin hablar de la escasez  de aportaciones investigadoras de rango local y de microhistorias familiares.

2.- Lo mismo que ocurre con el Patrimonio Documental, sucede con el Patrimonio Material e Inmaterial de la huella andalusí y morisca. Y aquí conviene hablar de lo que se entiende por andalusí y lo que se entiende por morisco. Siendo, como es, una cuestión de innumerables aristas y que recorre un período de siglos y de múltiples cambios políticos, sociales y culturales, no es sencillo hacer un resumen en unas pocas líneas:

- Si por andalusí entendemos la cultura hispanomusulmana y no tanto  el período de existencia de Estados hispanomusulmanes, es indudable que los moriscos fueron herederos de la continuidad de ese legado, pero, ( y hay un pero considerable), esta herencia andalusí es muy diversa y de distinta entidad. Concluída la toma de Granada por la Corona de Castilla, se culmina la emigración al Magreb de la mayoría de los individuos y familias de las  clases dirigentes, intelectuales, religiosos y científicos, que en gran medida abandonaron a su suerte a quienes no podían cambiar de aires. La cultura andalusí sufrió una merma transcendental que no hizo sino agravar las pérdidas ya acontecidas durante las sucesivas conquistas cristianas en toda la Península de los siglos XIII, XIV y XV.

Naturalmente la cultura popular andalusí pervivió en las comunidades mudéjares de Castilla y Aragón  e incluso por ósmosis entre las propias clases populares de los cristianos viejos. Pero solo como un pálido reflejo de lo que fue su período de máxima expansión y hegemonía. Tras la conversión forzada de los mudéjares y la generalización del nuevo status de moriscos o cristianos nuevos,  no podemos hablar de un todo morisco heredero del legado cultural hispanomusulmán.

Los moriscos valencianos, los aragoneses, los que habían logrado permanecer en Andalucía, los murcianos o los de Castilla, inician derivas culturales diversas y divergentes según se mantengan núcleos de comunidades arabohablantes (caso valenciano), o, ya perdida la lengua, se practique con regularidad un Islam soterrado y clandestino (Caso de los Aragoneses). Solo la estrategia represiva de la Iglesia y la Monarquía  dota a toda esa casuística de una identidad común política:  el "ser morisco". Solo la avaricia de la clase dirigente cristiana por ocupar las fértiles tierras andaluzas, y la búsqueda de un nuevo  Estado monoconfesional, revitalizarán en cierta medida el antiguo  legado hispanomusulmán de Castilla, deportando y repartiendo decenas de miles de granadinos por toda la Península tras la guerra de las Alpujarras.

De ahí que el legado andalusí común al Magreb y a la Península Ibérica sea ya, siglos después una cosa distinta al legado morisco. El legado específicamente morisco es español y en gran medida ya culturalmente mestizo. Patrimonialmente, desde la conversiones forzadas, la cultura morisca se refleja en los artesanos populares, en los oficios, en las huertas, en barrios y arrabales "moriscos", en continuidades del Patrimonio Inmaterial ( gastronomía, música popular, refranero y vocablos de su antigua lengua), pero ya no en nuevas Aljaferías, Alhambras, Palacios, Baños,o nuevos tratados de Matemáticas, Filosofía o Medicina.


La Diáspora morisca de antes del Siglo XVI no es ni mucho menos la diáspora de la gran expulsión de 1609/1614. Lo cual nos permite afirmar que los aportes culturales de los cientos de miles de moriscos expulsados son de una nueva realidad cultural que se fecunda y fecunda  a su vez los países magrebíes de destierro.

3.- La propuesta de extender la nacionalidad española a los descendientes sefardíes" de los judíos españoles expulsados, y a los descendientes de los moriscos expulsos, no deja de ser una declaración de buenas intenciones. Con seguridad hoy  tenemos los medios para seguir en España una buena parte de los linajes de los individuos y familias moriscas, desde la expulsión hasta prácticamente un siglo atrás, e incluso en algunos casos hasta el período mudéjar. También hemos podido seguir la trayectoria familiar de muchos de descendientes de los moriscos que permanecieron en España desde mediados del XVI hasta hoy en día. Y esto porque en nuestro país la acción de control de la Iglesia católica sobre los sospechosos descendientes de los nuevamente convertidos, y la burocracia sacramental de las parroquias, los ha registrado en los Libros de Bautismo con regularidad año a año y siglo a siglo.

Por esa razón, en nuestra Base de datos hemos podido recoger hasta la actualidad 74.000 fichas de individuos moriscos de toda España y la información (aun pendiente de digitalizar) de otros 100.000

Dudo que ocurra algo similar que nos permita reconstruir filiaciones directas entre nuestros registros documentados y los descendientes de los moriscos expulsados en 1609/1614 al Magreb. Aunque existan, que lo sabemos, algunas escasas excepciones. Menos aun, si de esa información se debe desprender el eventual derecho a la nacionalidad de los descendientes. Pero evidentemente es una impresión personal y puedo estar equivocado.

Toda reparación del daño que recibieron las poblaciones moriscas españolas debe ser mas  histórica que jurídica, a nuestro juicio, pues los moriscos españoles lo eran a todos los efectos y merecen esa reparación por parte de las instituciones del Estado, mas aun si pensamos que la gran masa de población islámica de la España musulmana era hija de sangre de la gran masa de la población hispanorromana, y mas todavía la gran masa de la población cristiano vieja española de los siglos XIII al XVII era hija directa de la gran masa de población islamizada en los Siglos IX, X , XI , XII y XIII. Todo ello con los pequeños aportes de población visigoda, cantabra, beréber, siria,  gallega, francesa o italiana.

Es atendiendo a esa profusión de aportes y mestizaje cultural sobre lo que hay que construir el diálogo cultural y político (civilizacional me parece un término absurdo en antropología y política) en el que basar la defensa sin condiciones de los Derechos Humanos y generar un ámbito de cultura  de la Mediterránea.

4.- La percepción de que una corriente cultural circuló, circula y circulará entre ambas orillas del Mediterráneo, es el mejor antídoto frente a los conflictos reales o ficticios entre los pueblos de la ribera, frente a la xenofobia y al olvido. Esa percepción requiere una revisión de los libros de texto y de lo que aprenden nuestros niños en las escuelas y nuestros jóvenes en las Universidades, una revisión que efectivamente sea una forma de ver la historia de manera multipolar y veraz. No es necesaria una Ley que regule estas cosas. Es preciso que funcionen debidamente las instituciones culturales y educativas existentes proporcionando los medios para poner en valor estos recursos Patrimoniales.

La puesta en valor del Patrimonio Material e Inmaterial del legado morisco y andalusí es además un recurso valiosísimo desde el punto de vista del desarrollo económico, pues su recuperación y difusión puede servir al enriquecimiento de un turismo cultural que genere a su vez recursos para su propio mantenimiento.

5.- Entre los años 1998 y 2017 se llevaron a cabo dos iniciativas: Una ante el Ministerio de Cultura de España, cuyo objeto era la recopilación del Patrimonio Inmaterial y la Memoria Oral entre los descendientes de los moriscos residentes en Marruecos. Esa propuesta fue rechazada. Posteriormente se presentó ante el Ministerio de Asuntos Exteriores una iniciativa similar para llevar a cabo la Memoria Oral entre las familias de los descendientes de los moriscos en Túnez. También resultó rechazada. Desde 1996 hasta hoy 2017 se ha construido una Portal gratuito y abierto al publico en la Red que como decimos ha transcrito mas de 40.000 páginas de documentos originales, identificado en fichas individuales  a mas de 74.000 personas con sus árboles genealógicos familiares, y puesto a disposición de interesados e investigadores miles de páginas de documentos originales. Ningún organismo universitario, gubernamental o privado de Marruecos, Túnez, España  u otro país a aportado ni un céntimo a los miles de euros que ha costado desarrollar el proyecto.


6.- El esfuerzo llevado a cabo desde España por decenas de investigadores, desde Marruecos y Túnez por otros, para recuperar y poner en valor el legado andalusí y el legado morisco, es preciso llevarlo de la misma forma en el legado sefardí y en el converso, en el legado del pueblo guanche, en el legado de los pueblos indígenas americanos bajo la Corona española, en el legado de la minoría gitana, de los esclavos negros llevados a territorios de Indias y a la Península. En definitiva hay una larga colección de minorías que esperan simplemente que se les devuelva el lugar que ocuparon en la historia y su aportación a la cultura de los pueblos que no debemos perder ni olvidar. Es un problema de poner en común los esfuerzos  y poner a trabajar las instituciones culturales y educativas en lo que constituye su obligación y su razón de ser. Quizá sea menos un problema de nuevas normas y mas un problema de la convergencia de esfuerzos de quienes estamos en contra de que se repita la historia, aunque sea como farsa.


Enrique Pérez Cañamares
Director del Centro de Estudios del Mediterráneo.













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